Damián Salas finalizó 7° en el Main Event de la World Series Of Poker 2017, el mejor resultado latino de la era moderna.

No necesitaba un milagro: solo buenos spots y esquivar bad beats. Ninguna de las dos cosas sucedieron.

América Latina lagrimeó de tristeza con su desazón tras el knockout, pero también lo hizo de emoción cuando lo escucharon hablar y saborear la hazaña junto a su familia y amigos.

Un titán como Salas sabe que, aunque exista la varianza, todo es posible. “El poker da revanchas y seguro tendré la mía”, aseguró en una charla exclusiva junto a CodigoPóker minutos después de su eliminación

“Odio que me cuenten bad beats“. Así, con esas palabras, Damián Salas se despedía de Las Vegas hace un año, cuando también se había ido del Main Event sin demasiada suerte. Este año el asunto es totalmente diferente y más doloroso: el argentino volvió a perder injustamente pero nada menos que en la mesa final del Mundial.

Ese bad beat que llegó con el maldito 5 que le cayó a Dan Ott  en un river fatídico, esta vez, costará mucho más olvidarlo. “Son las cosas que tiene el póker, nunca pensé que la podía perder”, fue la explicación de Salas, completamente resignado y aún estropeado.

“Me tenía una fe bárbara, estuve surfeando siete horas -cuatro del jueves y tres el viernes- como el shortstack y me sentí muy calmo y tranquilo en todo momento como para no precipitar ninguna decisión”, explica Salas, a quien le sobró paciencia para buscar la mano adecuada.

Tanto es así que cuando se jugó tenía menos de nueve ciegas. “Sí, viene esa mano, que era muy buena por mi condición, y decidí jugarla. Encima, honestamente, a Ott lo he visto cometer algunos errores básicos entonces la jugué como la jugué, pero a veces lo básico se transforma…”, se lamenta este abogado (retirado) de 42 años oriundo de Chascomús.