A 37 años de la gesta

Histórico diálogo radial de dos veteranos de Malvinas

Juan Carlos Correa.
Juan Carlos Correa.
Gustavo Padrán.
Gustavo Padrán.

Los convocó el grupo Tiempo para su mañana radial Tiempo de Radio el lunes º y la charla entre quienes “tal vez nos conocemos” transcurrió entre recuerdos, anécdotas, lágrimas y sonrisas. Y promesas.

Gustavo Padrán, contador, radicado en La Plata, pero chascomunense, casado con Liliana, licenciada en Servicios Sociales con quien tiene dos hijas, Manuela (25), licenciada en comunicación y Martina (23) por finalizar sicología.

Juan Carlos Correa, ranchero de Villanueva, casado con Mónica Taus, ama de casa, un hijo Jesús (31) preparador físico y coordinador general en Lab Fitness Center

 “¿Te acordás cuando tras rendirnos nos tenían encerrados en un galpón que estaba lleno de comida?”, le preguntó Padrán y Correa comenzó a reírse. “¡Qué manera de abrir latas y comer, papá! Abríamos las latas de durazno como podíamos para tomarnos el jugo. Yo le decía a un inglés que nos vigilaba ‘probá’ ‘probá’ y no entendía nada el inglés. ‘Comé’ le dije y probó el dulce de batata ¡Qué manera de comer ese tipo. Se comió todo”, y seguía riéndose.

Era la parte final de la charla de una hora que mantuvieron Juan Carlos Correa en los estudios de La palabra y telefónicamente Gustavo Padrán, el chascomunense. “Yo me había ido de baja hacía cinco meses del Comando de la X Brigada de Infantería mecanizada Teniente General Nicolás Levalle en diagonal 80 y 116 de La Plata que ahora se trasladó a La Pampa y me enteré por la radio que estaban convocando a la clase 62 así que me presenté y esa noche estaba viajando en el fondo de un Hércules hasta Comodoro. Cuando bajé ahí el viento y el frío que hacía. Creo que viajé el 10 o el 12 de abril”, dice Padrán.

“Y yo estaba adentro todavía en Comunicaciones en Palermo porque por alguna travesura me quedaba hasta la última baja. Así que de ahí mismo salí también en un Hércules creo que el 12 de abril. ¿Capaz que viajamos juntos?”, cuenta Correa. 

“Y al otro día viaje cortito a Malvinas”, expone Padrán y su compañero lo interrumpe: “¿Y vos hiciste esos cinco kilómetros a pie desde Puerto Argentino con todo el cargamento al hombro?”.- “¿Y qué te parece?”, dice del otro lado Gustavo. “Capaz que íbamos caminando juntos….” Y otra sonrisa y “¿A ustedes los metieron en esa inmensa cancha de básquet? Donde estuvo el ranchero la primera noche.

“Y al día siguiente empezamos con la palita a hacer las cuevas de zorros….”. Dicen casi a dúo. “Y a los 30 centímetros las piedras”, acota Correa. “Y el agua que brotaba” agrega el otro.

“A nosotros nos metieron donde era la sede de la Royal Marine en Moody Brook donde tenía su comando el general Jofré jefe de las operaciones y estuvimos hasta el 11 de junio cuando un Sea Harrier deposita dos bombas y mueren Carlitos Mosto, Ignacio Indino y Mario Gustavo Rodríguez. Esa noche cambiamos de posición y nos fuimos al cerro Sapper Hill y en esa posición estuvimos hasta el 14 de junio día de la rendición”, reseña Padrán.

“Nosotros nos instalamos en Puerto Argentino y enseguida nomás empezaron a caer las bombas de los aviones ingleses ¿Se acuerdan que querían dejar la pista inoperable?”, recuerda Juan Carlos. 

Y la charla sigue por interminables anécdotas. Y por momentos el ranchero ríe y dice “¿Te acordás papá?” y por momentos lo quiebran las lágrimas que surcan su rostro.

Y llega el 14 de junio, y la rendición, y la entrega de las armas. “No, yo me volví en el Camberra”, dice Padrán. “Nos trajeron de noche para escondernos. Porque sentían vergüenza de nosotros”, coinciden.

“Yo no podía conseguir trabajo. Iba todo bien hasta que decía que venía de la guerra. Era un loco de la guerra….. Este gallego (le dice a Martínez) hizo mucho por nosotros y por eso se empezaron a abrir puertas y gracias a Dios hoy los veteranos somos vistos de otra manera”.

“Bendigo esta charla y este encuentro. Y estaría bueno seguirlo con un asado”, propuso Padrán que encontró rápida respuesta en la oferta del director de este grupo que ofreció el asado, Correa su parrilla y su trabajo y el resto llevar cubiertos.

Una charla que vale la pena revivir en www.grupotiempodigital.com.ar. 

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