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La Justicia VIP de Chascomús vacunada contra el COVID-19

Edificio de Fiscalía.
Edificio de Fiscalía.

Una hermosa historia -guardada entre cuatro llaves, candados, cofres y expedientes- tiene como protagonistas a altos funcionarios judiciales de la ciudad y a otros que viven en Chascomús, pero cumplen sus funciones en la ciudad de Dolores.

Resulta ser, que allá por el mes de enero, con la llegada de las vacunas, una persona muy pero muy cercana al fiscal general de Dolores, básicamente su señora, se mostraba muy preocupada por el COVID-19 y esto la tenía “aterrada”, casi que no podía hacer ningún movimiento sin pensar en un posible contagio.

Fue por eso que, con sus influencias “conyugales”, le dijo a este hombre muy importante de la Justicia que se quería vacunar y creía que él también debía hacerlo.

El hombre, casi que obligado por su compañera de vida, comenzó a mover sus hilos y pensó en armar un listado que incluyera a otros “paladines” de la Justicia. 

Cómo su señora trabaja en la Fiscalía N°9 de Chascomús, poco había que hablar en esa dependencia, pero con quien sí había que acordar los nombres era con las autoridades e la UFID N° 10, y ante su asombro, recibió por parte del secretario del fiscal una respuesta que lo descolocó: “acá no se vacuna ninguno, no se vacunaron los viejos y no les vamos a robar la posibilidad a ellos”.

Una vez armado el listado, que dejó a algunos integrantes muy ofuscados (léase alguna ayudante a la cual no le consiguieron vacuna), el “jefecito” partió rumbo a la Municipalidad de Chascomús y dejó la lista para que las vacunas sean dadas en tiempo y forma. Ojo, no dejó la lista “VIP” en “Mesa de entradas” como cualquier hijo de vecino, no señora/señor, no sea ilusa/o, se la entregó en mano a un alto funcionario del Ejecutivo. Se aprobaron, casualmente, cuatro vacunas.

El final de la historia: el “jefecito” vacunado, su cónyuge también y la fiscal de la UFID N° 9, lo mismo. 

Seguramente se excusen en ser esenciales, aunque aparentemente algunas fiscalías si son esenciales y otras no tanto.

Pero en un país, donde tantos adultos mayores esperan el llamado para su turno, donde aún hay policías, algunos que trabajan incluso en la campaña de vacunación, adultos mayores de 70-80 años esperando, por lo menos no resulta con la ética con la que debería manejarse y transmitir la justicia.

¡Será vacuna! Perdón… ¡Será Justicia!

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