Por Nelson Dafoe
Hace unos días asumieron las nuevas autoridades del Partido Justicialista de Chascomús, presencias sorpresivas, conversaciones que nadie esperaba y señales por doquier.
Si hace apenas unos días, algunos observadores de esta ciudad hubiesen arriesgado que en el acto de asunción de las nuevas autoridades del PJ local, se reunirían peronistas y frentistas de los mas variados márgenes, alguien le habría dicho que estaba desvariando.
Tan multifacético fue el rejunte que en términos metafóricos y aggiornado a los tiempos que nos tocan vivir, se puede afirmar que prácticamente fue un acto de poliamor. Dirigentes, militantes, funcionarios y hasta el gremialismo parecieron encontrar un punto de encuentro.
Con el “boleto picado”, el oficialismo local tomó debida nota de la movida y tampoco quiso estar ausente, si bien envió protocolarmente a jugadores de segunda línea, Lucas Funes y Leandro Otondo, que a la hora de cantar la marcha peronista solo atinaron a balbucear o sonrojarse nerviosamente, olfatean (y con razón) que dentro del peronismo ya se registra un fuerte reacomodamiento a nivel local.
Las elecciones internas de marzo pasado establecieron nuevos liderazgos, Alfredo Machín obtuvo un ajustado triunfo sobre Mariano Fernandino, pero también obligó a muchos a reconsiderar el volumen político de actores que parecían haber estado hibernando.
Nadie puede perder de vista que, mal que les pese, La Cámpora se alzo con un triunfo interno que no esperaban, pero que el grupejo armado ad-hoc para enfrentarlos, sin estructura, casi sin recursos y sólo apelando a su condición de peronistas, les clavó el 47 por ciento de los votos emitidos.
Desde el año 2008, cuando Marcelo Muscarello fue electo con el 74 por ciento de los votos (luego sería reelecto en 2012), que no se llevaba a cabo una elección interna con dos listas, desde esa fecha tampoco existió la voluntad política de integrar minorías.
Es evidente que además de abrir Unidades Básicas, alguien esta leyendo política en La Cámpora, es justo decir que semejante movida de espontanea nada tuvo y en esos menesteres, el diputado Jose Ignacio “El Cote” Rossi, no fue un actor ausente, supo desde un comienzo que debería lidiar con sus propios talibanes, pero tuvo la habilidad (y autoridad) de abrir canales de diálogo y negociación hasta ahora impensados.
Es que todos olfatean y perciben lo mismo, la aventura municipal de Unidad por Chascomús pareciera tener fecha de vencimiento y su permanencia en el Frente de Todos estuvo y esta supeditada a lo que haga su jefe máximo, Sergio Massa, la actitud impostada del Javier Gastón o Cipriano Pérez del Cerro cuando saludan con un “hola compañero”, ya suena como un vodevil en el Brazzola, resulta menos creíble que las alpargatas sin medias que lucía el jefe comunal mientras pedaleaba, otrora, por los empedrados de la ciudad.
Si hubo un sector que supo leer con asombrosa rapidez por dónde venía la mano, ese fue el sindicalismo chascomunense, tampoco tuvo nada de espontáneo, pero luego de roscas, negociaciones y llamados hacia arriba, no menos de 14 representaciones gremiales estuvieron presentes o enviaron su adhesión.
El Sindicato de Gastronómicos fue el anfitrión de la gran foto familiar y tan entusiasmados habrían quedado que el comentario posterior en varias sedes gremiales fue por demás alentador.
Uno de lo suyos ocupará la Secretaría Gremial en el Partido, y según algunos comentarios recogidos, seria por donde arrancaría una amplia convocatoria sindical, el objetivo es ambicioso, establecer las bases de una Mesa Sindical que atienda su propia agenda de temas laborales, que en Chascomús, no son pocos.
