Sin controles

A pesar de la promulgación de la ordenanza, se escuchan petardos en la ciudad

No sólo lo sufren las mascotas.
No sólo lo sufren las mascotas.

Ya han comenzado a escucharse ruidos de pirotecnia en los distintos barrios de esta ciudad, a pesar de estar prohibida la venta de estos elementos que tanto daño causan en niños autistas y animales.

En este sentido, vale señalar que poco se dice sobre el trauma que la pirotecnia puede ocasionar en la audición. La mayoría de la gente lo desconoce. Por lo tanto es importante recordar que el comienzo de la sordera se puede asociar con el estallido de un petardo en las fiestas de un fin de año.

Esto no es de extrañar, si consideramos que la explosión de una bomba doble mecha provoca un ruido estridente de 140 decibeles (dB) y un mortero, de 145 dB, mientras que una bomba de estruendo más de 150 dB.

Esto es importante ponerlo de manifiesto porque sin control la sociedad continuará sufriendo los ruidos molestos y traumáticos que provocan estas verdaderas armas que en la mayoría de los casos están en manos de niños.

A pesar de las acciones que despliegan los municipios, entre ellos el de Chascomús, contra la venta de pirotecnia, parece ser que por algún lado siguen filtrándose en los kioscos diseminados por los diferentes barrios.

Este accionar que va creciendo por estos días ante la complicidad de comerciantes y vecinos que deberían ser multados, ya que están fuera de la ley, no toman real magnitud del daño que provocan en la sociedad.

Seguramente en muchos casos pase por una cuestión de educación, aunque en otros sólo tenga que ver con lo estrictamente económico.

Bien podría ofrecerse desde la secretaria de seguridad local un número telefónico para poder denunciar a los inescrupulosos comerciantes que atentan contra la salud, si es que realmente se quiere erradicar de Chascomús la pirotecnia.

Para tener una mayor dimensión del problema es importante volver a resaltar que las mascotas no son las únicas afectadas por la pirotecnia. La sensibilidad auditiva de las personas con autismo las hace vulnerables también a los estruendos.

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