1986 – 9 de julio - 2011

El Ballet Llaiñ-co cumple 25 años

SALTO, Julio 04 (Especial de Ludmila Yagnentkovsky para Salto Ciudad) A pocos días de que el Ballet cumpla 25 años de historia, Salto Ciudad tuvo la oportunidad de dialogar con su director, Gustavo “Peco” Balmaceda y con dos de sus integrantes, Cecilia Peratta y María José Barrera.

En primer lugar, y respecto a los orígenes del Ballet, Peco contó: “surgió de una división que se produjo en el ballet llamado “Rincón Criollo” del club Compañía en el año 86´. Hubo una separación de los chicos que integraban ese grupo y de ahí se formó el Llaiñ–co que se presentó por primera vez como tal el 9 de julio de 1986. Yo aún no formaba parte del grupo pero esa fue la primera actuación oficial”.

En cuanto a los referentes en aquellos años, explicó: “no había un director visible como ahora sino que eran varios. Entre otros estaban Osvaldo Lori, Miguel Pavón, el negro Isla, Ana Espinel y un conjunto de mujeres que venían de “Rincón Criollo”. Empezaron a incorporarse bailarines nuevos y ahí se forma el ballet mayor. Ya en el 89´ crean el ballet infantil y ahí es donde ingresamos nosotros”.

Refiriéndose a sus comienzos Peco dijo: “yo ingreso en el año 88´ con doce años y en el 91´ cuando el ballet mayor se disuelve pasamos de ser el ballet infantil a ser el ballet Llaiñ-co. En ese momento yo era el más grande de todos los infantiles y ahí quedamos como el ballet Llaiñ-co hasta más o menos el 96 o 97 que fue como que se volvía a disolver. Entonces yo que ya estaba estudiando en el IUNA rearmo el grupo de nuevo. A partir de ahí y bajo mi dirección durante estos 25 años nunca dejó de existir el Ballet. Cuando asumí no quería ponerle el mismo nombre pero fueron sus referentes quienes me pidieron que siga llamándose Llaiñ–co para que no se pierda y gracias a esa decisión es que se llega a estos 25 años”.

Sobre las sensaciones que le genera haber rearmado este grupo, manifestó que “para mí es todo porque de los 25 años que tiene de vida yo hace 22 que estoy. Fue mi niñez, mi adolescencia, me casé, estudié y tuve hijos todo estando en el Llaiñ-co. Si bien bailé muchos años en Buenos Aires venía para hacer ensayar al grupo. Yo era empleado de un ballet allá y director de otro acá. Cuando me fui a estudiar venía los fines de semana a bailar como lo hacen varios chicos ahora”.

“Somos un grupo amateur. Eso es importante, siempre lo fue, los chicos no pagan por aprender y nosotros no cobramos por enseñar. Nos mantenemos nosotros mismos con peñas o  algún show. Lo que recaudamos va a un fondo común y es para el vestuario”, explicó Peco.

Por otro lado, en cuanto a cómo es un ensayo, María José contó que “es muy familiar. Por ejemplo, mientras las chicas ensayan zarandeo los chicos toman mate y después unimos el ensayo pero somos un grupo de amigos. Ensayamos dos o tres horas todos los sábados y los chicos que están estudiando hay veces que pueden venir y otras que no”.

Ante la pregunta de cuál es la sensación antes de salir al escenario, María José sostuvo que “para los más grandes los nervios siguen igual que siempre y para los más chicos el doble”.

Por su parte, Peco comentó que “la previa es lo más lindo, es parte del folklore de los grupos. Por ahí se valora más las dos horas previas al show que la actuación en sí misma. Hay momentos en los que como profesor debe poner el límite cuando empiezan a hacer macanas atrás del escenario porque empiezan cargándose y cuando te diste cuenta terminan disfrazados pero en definitiva eso es lo lindo”.

En cuanto a lo que más disfrutan de pertenecer al Ballet, María José señaló que “los ensayos yo los empecé a valorar mucho más ahora que estoy estudiando afuera. Hacemos las cosas a pulmón, con tanto trabajo, que por eso lo disfrutamos mucho”. Y Peco agregó: “los grupos se convierten en un lugar de contención a lo mejor viene un compañero con un problema y usamos una hora del ensayo para contenerlo”.

Recordando algunas de las tantas anécdotas que tiene el grupo Peco compartió: “en el año 2002 0 2003 no recuerdo bien, no teníamos un peso y justo venían los corsos, entonces unos padres plantearon la idea de hacer una carroza para competir ante lo cual yo me preguntaba cómo íbamos a hacer  una carroza de folklore. La cuestión fue que conseguimos un carro y con la ayuda de un montón de padres en una semana la armamos. Se llamaba “Mi país, tu país”. Un día presentábamos la noche del tango, otra la noche del Coya, otro día era la noche norteña y demás. Íbamos todos bailando en el escenario disfrazados de artistas famosos y ganamos el corso. Me acuerdo que con ese dinero hicimos toda la ropa nueva. Esa experiencia estuvo bárbara”.

También surgió el tema de los viajes y comentó: “siempre hay algún imitador, surge algún cantante y el que no se olvida la chaqueta, se olvida las botas o el vestido (risas)”.

“Arriba del escenario los chicos me cargan porque quiero ensayar y dirigir entonces cuando vamos al escenario están todos expectantes

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