Jornada nublada y fría del sábado, tarde apacible y tranquila, hasta que los chascomunenses salieron de su modorra al escuchar un sinfín de sirenas por la ciudad.
Algún desprevenido, se preguntaba qué era lo que pasaba, pero al asomarse por la ventana o salir a la calle, no podía hacer otra cosa que quedarse atento al paso de la caravana, aplaudir con piel de gallina y lágrimas en sus ojos.
Es que eso es lo que motivan lo Bomberos Voluntarios de Chascomús, admiración, respeto, gratitud e innumerables adjetivos (todos de los buenos).
Encabezados por una de las viejas autobombas del cuartel, la cola contabilizaba el camión “escalera”, las ambulancias, los autos de civil, la lancha, la cisterna y varias autobombas más.
Con un brillo envidiable, con caras de felicidad en cada uno de los que iban dentro, con una mano que se agitaba para saludar a cada uno que aplaudía a más no poder ese paso incesante.
Chicos que les decían a sus padres que querían verlos pasar y la historia terminaba siendo la de padres orgullosos, por lo que son los Bomberos de la ciudad y porque sus hijos ven que algunas instituciones perduran en el tiempo y son intachables.
Chicos que se acuerdan del día del niño paseando en el camión de los Bomberos, chicos que tiene un contacto directo con Papá Noel que pasean los Bomberos, chicos que se acuerdan de la fiesta de fin de año y el muñeco que se prende fuego frente al cuartel, chicos que algún día sueñan con ser Bomberos.
Son prácticamente lo único que pone a toda una ciudad de acuerdo. Una sociedad que es capaz de colaborar, defender y golpearse el pecho cada vez que los nombra.
La humildad, la constancia, la idea fija de siempre pensar en el otro, de siempre poner al prójimo por encima de sus propias individualidades.
Porque a ellos les sale de corazón, no simulan nada, no aparecen solo cuando a ellos les conviene, están siempre y para todos, dejando de lado el ego y sin importar quién es el que solicita su presencia ante algún inconveniente.
De esos jefes del cuerpo activo, que con tantos años de experiencia, con tanta sabiduría en su espalada y con tantas responsabilidades encima, son capaces de dejar horas y horas con su familia para ayudar al otro, para dar un consejo a un nuevo integrante o para estar en cada detalle por mínimo que sea.
De los de ahora, de los de antes, de los de siempre, de los que dejaron su vida y son recordados por todos, no sólo en este día especial, sino en cada jornada, en cada sirena que suena y en cada uno de los integrantes del cuartel.
A pesar de todo lo expresado y como el título de la nota reza, para hablar de los Bomberos Voluntarios de Chascomús las palabras sobran.
Ellos son así, ellos son los Bomberos Voluntarios de Chascomús, pero le informo a todo el cuerpo activo, que, por si no se dieron cuenta, SON NUESTROS, de una ciudadanía que necesita tener un ejemplo a seguir y por suerte lo encuentra en todos USTEDES…
¡GRACIAS!