Promediando la sesión de prórroga del Concejo Deliberante, y en el momento en que los ánimos estaban empezando a caldearse, la presidenta del cuerpo, María Travascio, tiró nafta al fuego y leyó fuera del orden del día una circular del Ejecutivo.

Luego de lo que habían sido las advertencias a los trabajadores sobre las consecuencias que podía traer sumarse al paro, y tras la contundente respuesta de los empleados municipales, que a pesar de eso se sumaron al reclamo por el bono, desde el Ejecutivo se dio marcha atrás con esa decisión.

Pero no tuvo mejor idea que, en medio de lo que era la sesión más caliente del año, enviar un emisario con tres o cuatro cartas que fueron entregadas a presidencia, al bloque del FpV (no así al de la UCR) y a los propios concejales del oficialismo.

Pasaron unos minutos, algunas chicanas y en medio de todo esto, Travascio -sin pedir permiso, ni avisar lo que iba a hacer- comenzó a leer la nota que rezaba: “no habrá consecuencias para los trabajadores que se adhirieron al paro, ni descuentos ni apercibimientos”, casi como una vocera del Ejecutivo.

Para qué…

El primero en recoger el guante, cuando todavía muchos no caían de lo hecho por la presidencia del cuerpo, el concejal Jorge Brucetta le salió al cruce y recalcó que “es indignante que sigan haciendo cualquier cosa en este cuerpo, que no respeten las normas y actúen por fuera del orden del día”.

Se hizo un tenso cruce entre concejales opositores y la presidenta, que terminó incluso con Travascio pidiendo disculpas por algún viejo resquemor con la concejal Francese.

En síntesis, Travascio leyó una nota que no estaba en el orden del día, pero que de alguna manera intentaba limpiar los “aprietes” del Ejecutivo para con los empleados que se manifestaban en huelga.